Saturday, 30 August 2014

Pendientes de otro volcán en Islandia

 

14093387040718El sector de la aviación vigila la erupción del Bardarbunga, en Islandia
Tras el cierre del espacio aéreo en 2010 debido a la ceniza volcánica generada por el Eyjafjallajökull, se han establecido medidas para evitar que se repita una situación similar.
Ha generado muy poca ceniza porque el magma está saliendo por una zona sin hielo
Vista aérea de la fisura por la que sale el magma del volcán…
Vista aérea de la fisura por la que sale el magma del volcán Bardarbunga, que entró en erupción el viernes tras varios días de actividad sísmica.
Un volcán islandés vuelve a mantener en alerta al sector de la aviación europeo. El Bardarbunga, un volcán situado bajo el Vatnajökull, el mayor glaciar de la isla de hielo, entró ayer en erupción tras varios días registrando actividad sísmica.
Hace una semana, los escasos habitantes que viven en los alrededores fueron evacuados como medida de precaución. Sin embargo, la prohibición de sobrevolar el área que ayer establecieron las autoridades islandesas durante unas horas, tras elevar a rojo el nivel de alerta al detectar una fisura al norte del volcán por la que brotaba la lava, hizo temer que pudiera repetirse la situación que se vivió en abril de 2010.
La erupción del volcán Eyjafjallajökull, unida a los vientos desfavorables que condujeron hacia Europa en lugar de a las zonas polares las peligrosas columnas de ceniza volcánica, obligaron hace cuatro años a cerrar el espacio aéreo durante varios días, causando pérdidas económicas multimillonarias.
Pese a que al cierre de esta edición los aeropuertos islandeses permanecían abiertos y el nivel de alerta había sido rebajado a naranja debido a la baja producción de ceniza volcánica, que daña los motores de los aviones, los científicos y las autoridades de aviación vigilan muy de cerca la evolución de la erupción. Según informó la Agencia Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea (Eurocontrol), el efecto sobre el tráfico aéreo se limita por ahora a la zona de seguridad establecida alrededor.
«El Bardarbunga es uno de los volcanes más importantes de Islandia. Desde mediados de agosto ha habido pequeños seísmos que indicaban que había movimiento de magma en el interior. La pasada madrugada rompió y se produjo la erupción. El riesgo era que, como pasó con el Eyjafjallajökull, el magma interactuara con el agua que resulta al fundirse el hielo, que hace que se forme más ceniza y que sea una erupción más explosiva. Pero, a pesar de que el volcán está bajo una cobertura de hielo, ha habido la suerte de que el magma ha salido a a la superficie por una zona del norte en la que no hay hielo. Es un vulcanismo más tranquilo», explica por teléfono desde Barcelona José Luis Fernández Turiel, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC).
Modelos para predecir zonas de riesgo
Según relata el científico, que viajó a Islandia en 2010 para estudiar in situ aquella erupción, durante estos cuatro años se ha trabajado para intentar limitar las consecuencias de nuevas erupciones volcánicas. «Los modelos de predicción de ceniza volcánica en el aire que había entonces eran bastante problemáticos porque no acertaban mucho, así que por precaución se cerró todo el espacio aéreo. Se han mejorado mucho esos modelos, de forma que ahora se sabe con mucha mayor precisión dónde están las zonas de riesgo afectadas por la pluma volcánica y se puede acotar más el área», señala el investigador, que considera que incluso si se repitieran las desfavorables circunstancias que se dieron en 2010, las pérdidas serían inferiores. «Se ha constatado que se cerraron zonas del espacio aéreo que no habían sido evaluadas».
«La erupción del Eyjafjallajökull marcó un antes y un después en la aviación civil», afirma el piloto Ariel Shocron, jefe de la Vocalía Técnica y de Seguridad de Vuelo del Sindicato Español de Pilotos (SEPLA): «En 2010 muchas compañías hicieron vuelos de prueba y comprobaron que en muchas zonas no había problemas», añade.
Desde entonces, explica, se han establecido protocolos de actuación para los pilotos y los fabricantes realizan recomendaciones específicas según sus modelos de avión. Por otro lado, la UE decidió dar mayor autonomía a las compañías aéreas para que decidan si sobrevuelan o no un área en una situación de crisis por ceniza volcánica.
Shocron se muestra convencido de que la seguridad de los pasajeros está garantizada porque sostiene que «ninguna aerolínea ni ningún piloto se atrevería a sobrevolar» una zona de riesgo: «Ningún constructor aeronáutico permite el sobrevuelo en zona de ceniza volcánica». Asimismo, considera que se actuó adecuadamente en 2010 al cerrar todo el espacio aéreo por precaución: «Los aviones no están diseñados para encontrarse con ceniza volcánica. No es como la arena de la playa o del desierto, tiene muchas aristas que destrozan cualquier superficie, como si fuera una lija», explica.
“La ceniza volcánica va entrando en el motor, erosiona la superficie de los álabes de la turbina, obstruyendo la entrada de aire a la cámara de combustión y, al no entrar aire, se apaga el motor”, resume el piloto.
El que sí está causando ya alteraciones en las rutas aéreas es el volcán Monte Tavurvur en Papúa Nueva Guinea, que ayer arrojó cenizas tras entrar en erupción. Por lo que respecta al volcán islandés, Fernández Turiel afirma que hay que esperar a ver cómo evoluciona:«Si la salida del magma se produce a través de la fisura que ya se ha creado el riesgo será muy pequeño. El escenario de mayor riesgo será que salga por la zona de la caldera, donde sí hay hielo. Si interacciona con él, podrían darse mecanismos altamente explosivos que generan mucha ceniza», advierte.